FSC-CCOO Coordinadora de Bomberas y Bomberos | 28 marzo 2024.

A propósito de la Ley del Estatuto Básico de Bomberos y Bomberas Forestales

    Las bomberas y los bomberos forestales son una herramienta primordial para abordar la lucha contra el fuego, actuar en la prevención y en la extinción con una formación adecuada y, sobre todo, con estabilidad laboral a lo largo de todo el año y con condiciones que minimicen los riesgos que supone esta actividad.

    14/03/2022. Francis Cabezos, secretario de Política Institucional de FSC-CCOO
    Bomberas y bomberos forestales. Fuente: @AT_Brif

    Bomberas y bomberos forestales. Fuente: @AT_Brif

    Dentro de un par de meses, quizás tres, volveremos a prestar atención a los incendios forestales. Los medios de comunicación comenzarán a ofrecernos alguna que otra noticia sobre un fuego en tal sitio que ha quemado tantos metros cuadrados, saldrán imágenes de un helicóptero echando agua sobre un frente de llamas, se verán vehículos de extinción con las luces azules circulando por pistas forestales y carreteras secundarias de los que se bajarán unos bomberos que, con herramientas y mangueras, y se pelearán con el fuego. Tendremos que esperar unos meses, aunque esto ya está ocurriendo, pues ya hay incendios forestales sobre todo en la cornisa cantábrica, alrededor de 800 siniestros y más de 4 mil hectáreas quemadas, aunque, eso sí, con nula o muy poca trascendencia mediática y conocimiento por parte de la inmensa mayoría de la sociedad.

    Los incendios forestales han cambiado mucho en su evolución y en su comportamiento respecto a lo que conocíamos del siglo pasado y a ello contribuye una casi nula gestión forestal, el acusado despoblamiento del medio rural y los efectos perniciosos del cambio climático (ese que Trump niega) que hacen a nuestros bosques más vulnerables.

    Estos cambios aumentan los riesgos para la población, y a pesar del consenso en este aspecto desde el ámbito técnico y científico, las distintas administraciones públicas responsables siguen contemplando prioritario intervenir en la extinción durante la temporada estival, campaña de peligro alto o máximo riesgo. Pero lo adecuado es planificar la lucha contra el fuego a lo largo de todo el año otorgando un papel sumamente importante a las actividades y políticas preventivas.

    En todo lo anterior, las bomberas y los bomberos forestales, en coordinación con otros colectivos con competencias en la materia, deben convertirse en una herramienta eficaz para abordar de un modo global esta amenaza, actuando en el ámbito de la prevención y en el de la extinción con una formación adecuada pero, sobre todo, con una estabilidad laboral a lo largo de todo el año y con unas condiciones adecuadas que minimicen los riesgos que supone una actividad en ambientes extremos y peligrosos.

    Hablamos de profesionales que vienen enfrentándose a la lacra de los incendios forestales con gran entrega y exposición de su integridad física. Cierto es que se han producido avances y mejoras en algunos territorios, insuficientes en todo caso, pero esto nos ha dibujado un mapa de enorme disparidad entre diferentes dispositivos y entre diferentes comunidades. Ejemplo de precariedad es que en el mes de octubre de cada año centenares de bomberos forestales pierden su empleo y, a partir de este momento, nos olvidamos de los incendios hasta mayo o junio del año siguiente.

    La prevención, extinción de incendios y apoyo a las contingencias en el medio rural han de entenderse como un servicio público esencial prestado por empleadas y empleados públicos, y hacia ese horizonte ha de avanzarse. Bien es cierto, que la realidad actual, laboral y administrativa, de las bomberas y bomberos forestales es muy distinta y, por ello, este marco normativo, que ha de ver la luz de manera urgente, debe tener en cuenta esa realidad, diferencia en salarios, formación, competencias o dependencia de la administración o de una empresa privada, etc.

    Apelamos al acuerdo de Gobierno para la presente legislatura, que recoge la creación de una Ley de bomberas y bomberos forestales en el marco del Sistema Nacional de Protección Civil que esperamos establezca obligaciones para las administraciones competentes en relación con la elaboración de planes generales, territoriales y de autoprotección y contemple derechos laborales comunes, las funciones propias de estos servicios en el medio natural y rural, los aspectos de salud laboral y prevención de riesgos, así como las categorías profesionales y sus especificaciones de formación, sin olvidar que las actividades y cualificaciones de la categoría profesional del Bombero Forestal vienen recogidas en un Real Decreto que clarifica de modo pormenorizado sus competencias y funciones. Ello ayudará a una mayor y mejor coordinación entre los diferentes colectivos intervinientes en las emergencias.

    Para concluir, es imprescindible afrontar el problema de los incendios forestales en su conjunto y de una vez por todas. Es hora de dar el máximo nivel de cobertura posible a todas aquellas personas que intervienen en la extinción y a la vez garantizar un servicio público efectivo y de calidad. Para ello, resulta necesario equilibrar el esfuerzo presupuestario entre las tareas propias de la extinción y las destinadas a prevenir y mitigar los daños por incendios forestales antes de que estos tengan lugar.

    Debemos, todas y todos, dar una respuesta integral y acorde al nuevo escenario que suponen las emergencias por incendio forestal poniendo como pieza clave al conjunto de personas y colectivos que integran los dispositivos de prevención y de extinción, entre ellos las bomberas y los bomberos forestales.